Hace cinco años, nos embarcamos en nuestro viaje como inversores en propiedades de alquiler vacacional. Comenzamos con una unidad de tres dormitorios en el sur de Florida, pero pronto nos dimos cuenta de que no era la inversión que habíamos imaginado. Mientras observábamos que los hoteles mantenían una impresionante tasa de ocupación del 85 % durante todo el año, luchamos con una modesta ocupación del 60 % en nuestro Airbnb.

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Este marcado contraste nos llevó a preguntarnos: ¿cómo es que los hoteles mantenían una ocupación tan alta mientras nuestro Airbnb a menudo permanecía vacío? Decidimos investigar, creyendo que debía haber una manera de aumentar nuestros ingresos sin bajar los precios.

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Entonces surgió la idea: ¿qué pasaría si transformáramos nuestro Airbnb en tres habitaciones de hotel con entradas individuales, manteniendo la opción de un apartamento de tres habitaciones? Esta innovación marcó el comienzo de un cambio dramático: nuestra tasa de ocupación se disparó del 60% a un impresionante 92%, ¡duplicando nuestros ingresos con la misma propiedad!

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Nace FlexShare Espacios. Con nuestras nuevas unidades FlexShare Lockoff, ofrecimos a los huéspedes la flexibilidad de alquilar una habitación individual o el apartamento completo, atendiendo a sus necesidades y preferencias. Esta versatilidad atrajo a una amplia gama de viajeros, desde aquellos que buscaban privacidad hasta grupos más grandes que querían compartir un espacio.

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El resultado fue notable: no sólo llenamos nuestra propiedad casi todos los días del año, sino que también duplicamos nuestros ingresos sin reducir los precios. Este éxito nos llevó a Vida Edgewater Miami, donde ahora compartimos esta misma oportunidad con otros inversionistas. Con nuestras unidades FlexShare Lockoff, los inversores pueden experimentar el mismo éxito, maximizando el potencial de sus propiedades de alquiler vacacional.

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Esperamos que nuestra historia inspire a otros a pensar creativamente y encontrar soluciones innovadoras para sus negocios. En Vida Edgewater Miami, creemos que el cielo es el límite cuando se trata de inversión inmobiliaria.

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Amaury Martínez / Urbana Bueno